Nos gustan las historias. Tanto que no solo las leemos, también nos las imaginamos, las vivimos y las escribimos. Porque hay cosas que solo se sienten si se escriben. Bienvenidos a los contadores de historias

martes, 14 de enero de 2014

La redacción del mes: Diciembre

Hace tres veranos mi familia y yo fuimos a Cabárceno. Alquilamos una casa de madera muy bonita.       
El porche se parecía al que sale en las películas del Oeste. Me alegré mucho al encontrar una caja de madera que nos servía para guardar caracoles. Detrás de la casa había un jardín bastante amplio. Era   como un pequeño campo de fútbol. Me encantaba jugar partidos con mi padre y mi hermano y a badminton con mi madre. La casa tenía un salón, dos dormitorios y un baño. Aunque era algo pequeña estaba muy a gusto en ella. En mi dormitorio había dos literas, una para mi hermano y otra para mí. Cuando andábamos por la casa el suelo crujía haciendo crac-crac-crac. En  el salón había una mesa donde comíamos y jugábamos a las cartas. Era muy divertido jugar al UNO, porque todos queríamos ganar. El baño era pequeño. Me gustaba ducharme porque el agua salía caliente y me relajaba. La llovizna que caía algunas noches, atraía a un ejército de babosas que rodeaba la casa como si fueran a atacarnos. La semana de vacaciones que pasamos en Cabárceno fue genial. Me gustaría volver otro año.



                                                                                                                         Kevin Solanas.   1º ESO A

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