Hace tres veranos mi familia y yo
fuimos a Cabárceno. Alquilamos una casa de madera muy bonita.
El porche se parecía al que sale
en las películas del Oeste. Me alegré mucho al encontrar una caja de madera que
nos servía para guardar caracoles. Detrás de la casa había un jardín bastante
amplio. Era como un pequeño campo de
fútbol. Me encantaba jugar partidos con mi padre y mi hermano y a badminton con
mi madre. La casa tenía un salón, dos dormitorios y un baño. Aunque era algo
pequeña estaba muy a gusto en ella. En mi dormitorio había dos literas, una
para mi hermano y otra para mí. Cuando andábamos por la casa el suelo crujía
haciendo crac-crac-crac. En el salón
había una mesa donde comíamos y jugábamos a las cartas. Era muy divertido jugar
al UNO, porque todos queríamos ganar. El baño era pequeño. Me gustaba ducharme
porque el agua salía caliente y me relajaba. La llovizna que caía algunas
noches, atraía a un ejército de babosas que rodeaba la casa como si fueran a
atacarnos. La semana de vacaciones que pasamos en Cabárceno fue genial. Me
gustaría volver otro año.
Kevin Solanas. 1º ESO A
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