Nos gustan las historias. Tanto que no solo las leemos, también nos las imaginamos, las vivimos y las escribimos. Porque hay cosas que solo se sienten si se escriben. Bienvenidos a los contadores de historias

viernes, 24 de enero de 2014

UN LIBRO VIEJO Y USADO

Por la mañana temprano, Lucía  bajó a la cocina, se acababa de levantar y tenía un hambre de lobo.
La noche anterior no había cenado, porque estaba inmersa en la lectura de un libro que le había regalado su abuela.” El Principito” era el título de libro, "qué rollo"  había pensado, cuando su abuela puso en sus manos aquel gastado libro.
-         Tus tíos y tu madre lo leyeron cuando tenían tu edad –le dijo su abuela.
-         ¡Abuela, este libro debe ser de la época de los dinosaurios ¡ -exclamó Lucia.
-         Los libros nunca se hacen viejos, porque siempre tienen historias que contar.
Lucia miró y remiró aquel libro, le pareció viejo y usado y además en la portada teniía un dibujo muy infantil un pequeño príncipe ridículamente vestido, seguro que era para niños pequeños , su abuela no se daba cuenta que ella ya era mayor.
Aun  así, se sentó en el viejo sillón, que había sido el favorito de su abuelo y no pudo dejar de leer en toda la tarde.
Cuando llegaron a casa, subió a su habitación y siguió leyendo olvidándose incluso de cenar.
¡Que divertido debía   ser vivir en un asteroide y poder viajar por el espacio! Aunque también triste porque solo tenía una flor muy egoísta como amiga.
Pensó en sus amigos y en lo bien que lo pasaba con ellos, en los juegos y risas  que compartían y en lo triste que seria no tenerlos. Se sumergió en un viaje a través de asteroides, personajes pintorescos, el rey, el farolero, el aviador …. y sin darse cuenta llegó a la última página .
"Qué razón tenia la abuela", pensó. Nunca debes juzgar un libro por su portada, ni por su aspecto.

“Lo mismo debes hacer con las personas, espera a conocerlas, seguro que te sorprenderán”

Lola Millán

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