“MI COLEGIO: San Gabriel”
SESENTA AÑOS
Y MUCHO MÁS
Era un día de invierno,
lluvioso, frío. El cielo estaba cubierto de unas nubes grises. El viento
soplaba con fuerza, se colaba por cualquier lugar con fuertes silbidos, inclinando
los árboles del patio tanto, que se juntaban, dando la sensación de que se
abrazaban por miedo a la tormenta que se anunciaba.
Varias compañeras del
colegio y además amigas, decidimos no salir al recreo y nos sentamos en un rincón del pasillo,
protegidas de las inclemencias de la naturaleza, a hablar de nuestras cosas.
Lo que me gusta de mis
amigas es lo distintas que somos. Marga es muy insistente y le gusta saber todo
y cuando tiene una duda no descansa hasta que la responde, la verdad es que
muchas veces no la entendemos, pero ella es así y Raquel siempre está en otro
mundo, cuando le hablas no sabes si te está escuchando o está en otra galaxia. La
conversación fue saltando de un tema a otro, entre risas y bocados a nuestros
almuerzos, hasta que sin saber porqué, empezamos a contar como fue nuestro
primer día en el colegio.
Marga, que es tan
curiosa, nos contó que en cuanto supo que venía a este colegio se metió en
Internet y no descansó hasta que sabía tanto como el más veterano de los
alumnos, yo incluso creo que más.
Primero se enteró que el
colegio lo llevaban los padres pasionistas y que su fundador fue San Pedro de
la Cruz en Italia. Que al principio se llamaban los “Pobres de Cristo”.
Francesco Possenti, era un niño italiano
que perdió a su madre y al ser el menor de 13 hermanos fue muy mimado, lo que
le hizo irresponsable y caprichoso. Pero cuando sintió la llamada de la vida
religiosa cambió completamente, destacando hasta su muerte por su piedad y
religiosidad. Como novicio cambió el nombre a Hermano Gabriel de la Virgen Dolorosa
y fue canonizado en 1920 por el Papa
Benedicto XV siendo el patrón de los estudiantes, y entre ellos los
seminaristas. Os dais cuenta, dijo
Marga, todos podemos cambiar, ella siempre sacaba una conclusión positiva a
cualquier situación.
Pero la historia que más me gustó a mí, e
incluso a Marga, fue la de Raquel. Nuestra amiga tiene una gran imaginación, y siempre nos sorprende. Ella
no sabe de historias, fechas y datos. Bastante tiene con las que se aprende en
clase: 711 Invasión Musulmana en España, 1492 Descubrimiento de América, 1999 mi nacimiento…!! Uf,
cuantos datos ¡¡. A veces hemos hecho cosas juntas y luego dejamos que lo
cuente ella, porque nos encanta como de cualquier pequeño detalle crea una gran
historia.
Raquel nos contó, que
cuando sus padres le dijeron que la habían matriculado en un colegio que estaba
en Zuera y se llamaba San Gabriel, se quedó un poco extrañada….. pues no era la
primera vez que escuchaba hablar de ese centro, pero no podía recordar quién y qué le había contado.
Pero por alguna razón, cada vez que pensaba en
el nuevo colegio en su mente aparecía un castillo medieval rodeado de un foso,
caballeros con sus espadas…
La noche anterior a
empezar las clases, por fin pudo recordar porque le sonaba ese nombre, un
verano estando en casa de unos familiares, también un día de tormenta y que
llovía tanto que no podían salir, era el último día de vacaciones y sus amigos
y ella, estaban quejándose, pensando en el nuevo curso, entonces un conocido de
la familia que había ido a despedirse, empezó a contarles sus recuerdos
escolares, les relató sus primeros días cuando era muy pequeño, en el año
1.954, y que además estaba interno, como muchos compañeros, ya que por la
distancia no era posible regresar a casa todos los días y sólo en la época de
vacaciones podía estar con su familia.
Les contó que su madre,
le había regalado un libro de historias de castillos y caballeros y que él se
lo llevo al colegió y en los ratos de descanso jugaba por los pasillos y por el
campo con sus compañeros, ellos eran los habitantes del castillo y realmente
era un lugar donde se sentían seguros. Entre juegos, estudios y amistad fueron
pasando los años hasta que llegó el momento de abandonar el castillo para
conquistar el mundo y aunque con pena, porque había sido muy feliz allí, estaba
seguro que los maestros le habían preparado muy bien para ello.
El nombre de su colegio
era “San Gabriel”, y les habló de sus profesores y compañeros, era sorprendente
como los recordaba a todos, les contó numerosas anécdotas, como eran los
dormitorios, el comedor, los deberes, como iban vestidos.
Raquel, nos explicó que el primer día del
nuevo curso, no fue en el autobús escolar,
por la mañana temprano, sus padres la llevaron en el coche, todo era
nuevo para ella, sin embargo, a través de la ventana casi iba reconociendo el
paisaje, cuando tras una curva vio aparecer el colegio situado sobre un monte,
su imaginación comenzó a volar y comprendió que sesenta años después, allí seguía
el castillo, tal y como se lo había descrito aquel antiguo alumno.
Enseguida reconoció, lo
que él llamaba “patio de armas”, era el parque infantil, de variados y vivos colorines, con toboganes y columpios
esperando a los más pequeños, mesas de piedra que no son redondas ni en ellas
se reúnen los caballeros, pero sí las familias de los actuales alumnos, para
disfrutar de un día de convivencia, la “torre del Homenaje”, era la Iglesia, el
lago es una refrescante piscina, algunos incluso pasean en caballos de dos
ruedas.
Ahora las habitaciones
tienen otros usos, pues ya no es un internado, los pasillos del colegio están
pintados con alegres colores, en las
clases la luz del sol sigue entrando por
los grandes ventanales.
Antes de entrar en clase,
pasamos por la biblioteca y en una estantería de viejos libros donados,
destacaba uno, por curiosidad lo cogí, trataba de castillos y caballeros.
Bueno, pues parece que,
éste va a ser durante unos años, también nuestro castillo, aquí nos formaremos
y prepararemos para enfrentarnos al mundo como tantos alumnos lo han hecho a lo
largo de tantos años
MERCEDES ISCAR. 3º.ESO. B
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