Nos gustan las historias. Tanto que no solo las leemos, también nos las imaginamos, las vivimos y las escribimos. Porque hay cosas que solo se sienten si se escriben. Bienvenidos a los contadores de historias

lunes, 24 de noviembre de 2014

EL CASTILLO EMBRUJADO (1ª parte)

Cuenta la leyenda que hace muchos años, en lo alto de la colina vivía un ser despiadado y embaucador al que todos conocían y temían. Pocos se habían atrevido a pisar el mismo suelo que él, hasta que un valiente y arrogantejoven, debido a una apuesta se encaminó hacia una muerte segura. Nadie ha vuelto a saber de aquel muchacho, pero de aquel ser tampoco, ya que nunca más volvió a atormentar a aquel pueblecito escondido entre los bosques. Ahora, todos viven felices, aunque un poco temerosos, esperando el regreso de su peor pesadilla, ocultado entre las sombras.

Mamá, quiero que me cuentes más ¿Dónde está el monstruo?

El niño inquieto por llegar al final de aquella historia, le suplicó a la madre que acabara el libro.

No, Diego. Ahora a dormir, tienes que descansar.
Pero ¿es real?
Tan solo es un cuento, fantasía pura, ahora duérmete que mañana hay que ir al colegio.

Por mucho que su madre le dijera, Diego no podía quitárselo de la cabeza, tanto, que hasta después de varios años al ver aquellas tapas del libro en la estantería, se acordaba de esa noche, de la historia que le marco durante toda su vida.

Pasaron los años, Diego ya era un muchacho hecho y derecho. Decidido a irse a la universidad empaquetó todas sus cosas importantes y se metió en su coche, olvidándose de su vida en el pueblo para empezar la vida en la ciudad.Horas y horas de viaje, aburrido, con sueño y hambriento decidió salir a tomar el aire. Paró en una gasolinera al lado de un pequeño pueblo adentrado en un bosque. Su nombre era Greensville, y en lo alto de una colina, los árbolesentredejaban ver un castillo sombrío, que lo cubrían unas nubes grisáceas como si de un gran torrencial se tratara. Aquel sitio le resultaba familiar, y con curiosidad, Diego fue a echar un vistazo. La gente, al ver llegar al muchacho, se quedaba atónita, pues nadie había cruzado por aquellas calles desde hacía tiempo. Diego observaba la frialdad de aquel lugar, cuando un niño se le acerco;

¿Y tu quién eres?
¿Yo? Me llamo Diego, tan solo estoy de paso.
¿De paso? Hace mucho que no veía a un forastero.
Así que no suele haber mucho movimiento.
No.

El chico se le acercó y le susurró en la oreja: “Yo creo que es por la bruja”

La historia cambiaba, pero se le parecía bastante a aquella historia que su madre le contaba de pequeño. Sus ideas cambiaron, pero lo que el necesitaba era una aventura, y entonces se adentró en el camino hacia el castillo de la colina, donde al parecer en tiempos, había vivido una bruja.

Llegó y aquello era un mundo diferente, todo aquello era como un sueño, el césped verde esmeralda, el castillo, cuidado, tenía unas vidrieras adornadas con dibujos y el cielo, el cielo era azul con nubes de algodón. Se dispuso a entrar, y la verdad es que lo único raro de allí era el brillo que desprendían aquello muebles y paredes. En el trono, impecable, una bella muchacha estaba sentada . Tenía los ojos color azul cielo que encantaban a cualquier ser que se preciara a mirarla, su pelo era castaño, no parecía peculiar, pero a la luz brillaba y hacía que reluciera en todo el palacio. Y justo después de mirarla algo hizo que perdiera el conocimiento.

No recordaba cuanto tiempo estuvo desmayado, pero al despertar, vió como unos seres flotantes y transparentes vagaban por toda la sala. No sabía como había llegado allí, pero un inquietante sentimiento despertó dentro de él..

María Gallo 3° ESO.B

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