Nos gustan las historias. Tanto que no solo las leemos, también nos las imaginamos, las vivimos y las escribimos. Porque hay cosas que solo se sienten si se escriben. Bienvenidos a los contadores de historias

viernes, 6 de febrero de 2015

Ella, no él

Ya estoy en ca... sa.- Mis palabras se vieron interrumpidas al dirigir mi mirada a la escena que estaba ocurriendo en la entrada de mi apartamento. Me encontré con una imagen que me rompió el corazón en mil pedazos. En mi recibidor compartían un beso mi mejor amiga y compañera de trabajo y lo que presentía que iba a ser mi futura ex-pareja.
-Nela... ¡no! ¡espera! esto no es lo que parece!.- Dijo ella apartando de un empujón a Leo. No podía creer que después de lo que había visto ella quisiera darme una explicación. Estaba dispuesta a marcharme pero Sam me agarró del brazo y vi una maleta en el suelo:
-De verdad, esto no es...-.
-Samantha y yo nos vamos a casar, lo siento Manuela, la quiero a ella y por eso vamos a vivir juntos.- Tras estas palabras observe como se quedaba cabizbaja lo que hasta entonces era mi mejor amiga y vi como sin decir un adiós aquellos dos se fueron. Sin ni siquiera cerrar la puerta que conectaba mi vivienda con el pasillo me senté en el escalón de la entrada y me puse a analizar la situación, dolía y mucho. A Leo lo conocí hace un año y desde entonces estuvimos saliendo, nunca me llegué a enamorar de él de verdad, sin embargo, lo que más daño me hizo fue que Samantha me hiciera eso.

Ella y yo nos conocimos en el instituto, Sam era la típica chica guapa por la que todos los chicos estaban locos mientras que yo era una muchacha solitaria y discreta. Ella estaba siempre pegada a mi por alguna razón y eso me resultaba muy molesto, pero poco a poco me fue pareciendo más agradable su compañía. En la universidad quiso estudiar algo en lo que pudiera trabajar conmigo y así fue. Al acabar la carrera a Samantha la propusieron un puesto de presentadora en unos informativos de noticias medianamente populares y les puso la condición: que me contrataran como corealizadora del programa, debían estar desesperados por contratarla porque al final cedieron. Tuvimos que mudarnos a Barcelona para ello y finalmente conseguimos un buen piso.
En esos años me fui dando cuenta que me sentía cómoda estando a su lado y la echaba en falta cuando no estaba. Me sentía avergonzada y culpable por empezar a sentir cosas raras hacia la única mejor amiga que había tenido, por eso decidí darle una oportunidad a un chico que me pidió salir y meses después me mudé con él, se que era algo repentino pero no quería que Samantha se diera cuenta de mis sentimientos y yo le empezara a disgustar. Supongo que me empezó a odiar cuando me fui del piso y por eso se lió con Leo.
"Bueno, suficientes reflexiones por hoy." pensé dirigiéndome a la cama. De repente el bolsillo del pijama me vibró, alguien me había mandado un mensaje. Quien sería a estas horas, para mi sorpresa era Samantha quien me envió el mensaje: "Mañana va a ser la boda, necesito hablar contigo antes." En el mensaje también ponía la dirección de la iglesia. Me pareció egoísta de su parte pedirme una cosa así, pero como se trataba de ella no pude negarme.
A la mañana siguiente me desperté un poco tarde pues no había puesto el despertador así que tuve que apresurarme. Al parecer llegué antes de hora aun no había nadie ni se oía nada, nada excepto dos voces que podía reconocer claramente, me escondí detrás del portón para que no me vieran:
-No puedo creer que tenga que casarme contigo.- Escuche a Samantha decir.
-Vamos al final te acostumbraras, además...- Este se acerco a Sam para besarla pero esta le empujó, que extraño.
-No me toques.- dijo ella tapándole los labios con su mano, no sabía que fuera del tipo de chicas frías y poco cariñosas.
-Sabes que no tienes alternativa, si te niegas ya sabes tú quien se podría enterar de una cosita. "¿qué?" pensé, Leo le estaba haciendo chantaje así que en realidad Samantha no me odiaba. Me sentí un poco aliviada pero aún así se iba a casar con alguien que no quería, pero yo no podía hacer nada porque ella se podría ver en un apuro.

Poco a poco la iglesia se llenó de gente y cuando hubo suficiente para que Leo y Sam no se dieran cuenta de mi presencia entré. La ceremonia empezó y era bastante aburrida, pero en lo  único en lo que me podía fijar era e el apagado rostro de Samantha, un rostro que solía rebosar de felicidad. Entonces cuando comencé a prestar más atención a la charla del cura se escucharon las palabras: "Quien crea que esta union no se debe llevar a cabo que hable ahora o calle para siempre."
-¡NO!- Grité levantándome del banquillo. Todo el mundo se me quedo mirando, no podía creer lo que acababa de hacer y avergonzada me fui corriendo de ese lugar.
-¡Manuela!- Escuché gritar a Samantha desde la iglesia. Ya no miraba atrás ni sabía a donde iba, solo corría para escapar de mi vergüenza y humillación. De pronto sentí algo agarrándome el brazo, era la mano de Samantha que traía un exhausto rostro y jadeaba de cansancio no podía creer que me hubiera seguido.
-Nela... espera... yo...- Dijo recuperando la respiración mientras me soltaba el brazo, aún con el vestido de novia.
-Samantha, creo que deberíamos dejar de vernos, se que estas en una situación complicada, pero yo...
-¿Qué dices?.- Me miró con cara de desconcierto, "ya no importa nada, se lo diré."
-Me... me gustas, ¿es raro verdad? soy rara...- Entre lagrimas me aparte de ahí y estaba dispuesta a marcharme cuando de repente Samantha me tomó por el mentón y unió nuestros labios. Yo la aparté de un empujón.
-Te quiero.- Me dijo con seriedad. Mis lagrimas fluyeron mas abundantemente, creía que se lo estaba tomando a broma.
-¡Mentirosa! Con todos los chicos que has salido y ahora intentas decirme eso, eres horrible. -¡Espera!- Dijo alzando el tono y agarrándome mas fuerte. -Te he dicho que te quiero, me gustas desde el instituto. Esa era la razón por la que me iba a casar con Leo, porque tenía intención de contártelo si no hacía lo que el quería.- Después de decir esto mis lagrimas se comenzaron a secar.
-¿De verdad?- Dije con voz incrédula.
-Cuantas veces más te lo voy a tener que decírtelo.- Me dijo acercándose.
-Ya nunca más te dejaré.- Ella y yo nos quedamos abrazadas durante un rato.
Sam, después de lo sucedido canceló su matrimonio con Leo y me contó que el había estado obsesionado con ella desde que empezó en la tele y solo me pidió salir para llegar a ella. Finalmente Samantha y yo volvimos a vivir juntas y bueno, así empezamos a salir.



Beatriz Lacueva. 3º ESO.B

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